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  • Foto del escritorA. Bravo

Volviendo a los orígenes de la fotografía.

El pasado día 30 de enero hicimos un viaje al pasado, y volvimos a los orígenes de la fotografía, con la ayuda de una cámara de gran formato, de forma totalmente analógica, y haciendo un guiño a los antiguos profesionales.

Así, una vez reunidos todos los asistentes en nuestro local, Javier Alarcón comenzó a montar su cámara de gran formato Chamonix F2 45. Un delicado proceso de colocación de los dos planos en posición paralela, toda vez que permite variar esta configuración para jugar con las perspectivas y la profundidad de campo.

Previamente, José María Ballester había estado preparando un esquema de iluminación con hasta cuatro puntos de luz incandescente, que sirvió para poder hacer luego los retratos que se verán en próximos días.

Y mientras se preparaba el esquema de iluminación, Javier estuvo montando varios chasis con la película luego utilizada en el estudio. A la vista de todos, usando una manga opaca que le permitía trabajar como si nada. Se utilizó película Ilford HP5 con ISO 400.

Mientras Javier estaba montando su máquina, Ballester nos mostró otra reliquia, una cámara donada por uno de los fundadores de la Agrupación, José María Valero, y que con un formato mayor, era un ejemplo más de este tipo de arquitectura fotográfica.

Una vez montada la cámara, y con el esquema de iluminación fijado, comenzó el proceso de fotografiar a los diferentes modelos que se prestaron a la prueba.

Para estas fotografías, Javier aportó un objetivo Nikon 210 mm, f:5´6-64, así como trípode y cable disparador.

A partir de ese momento, todos pudimos ver cómo se formaba la imagen invertida en la pantalla de cristal esmerilado, para enfocar, antes de introducir el chasis cargado de película.

Para enfocar, un cuentahilos. Los disparos, además de lentos, son caros, y hay que asegurar las tomas.

Así fuimos cambiando de modelos, para realizar varios retratos que se mostrarán más adelante.

Eso sí, además de la cámara de película clásica, también hicimos algunas fotos con nuestras réflex, así como algún que otro teléfono móvil. La tecnología no está reñida con los saltos en el tiempo.

Espectáculo total. Los asistentes disfrutamos un montón con los procesos a los que nos hemos deshabituado en esta época de disparo digital, inmediato, y sin planificación.


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