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Imogen Cunningham. Ideas sin fin. Por Enrique Maciá

El pasado lunes 6 de noviembre, y ante un atento y numeroso público, Enrique Maciá hizo una brillante exposición de una fotógrafa clásica con gran carisma: Imogen Cunningham.

Durante algo más de una hora, nos mostró una vida dedicada a la fotografía, a una forma de entender la vida tras una cámara, una filosofía única...

Y para aquellos que no pudieron asistir a una magistral tarde de clásicos, Enrique nos permite acceder a través del texto enriquecido gráficamente en la presente entrada.

Esperamos que la disfrutéis tanto como ocurrió en la jornada presencial.

 

Imogen Cunningham.

Ideas sin fin. Por Enrique Maciá.

Retrato de Imogen Cunningham.

Jim Alinder, 1967


Imogen Cunningham es una de las fotógrafas mas reconocidas del siglo XX. Fue una mujer de talento, con una solida formación artística y técnico-científica, ya que llegó a doctorarse en Ciencias Químicas; la fotografía era química y decidió que una buena formación en ese campo le era necesaria. Además, tuvo una larga vida profesional, unos 70 años, lo que le permitió conocer y participar en las numerosas tendencias fotográficas que se desarrollaron a lo largo del siglo XX. Nunca se dejo encasillar y participó en casi todos los movimientos fotográficos de su siglo.


Infancia

Nació en Portland (Oregón, EEUU) en 1883. Su padre, Isaac Burns Cunningham, tenía un negocio de madera y carbón; Era un librepensador, teósofo, espiritualista y vegetariano y procedía de una familia de inmigrantes escoceses que habían llegado a Norteamérica en el siglo XVI. Imogen fue la 5ª de 10 hermanos y, desde niña, tuvo inquietudes artísticas; le gustaba dibujar y se ensimismaba con las ilustraciones de los libros que había en la casa familiar; Tanto fue así que sus padres le pagaron unas clases de arte.


En 1899 la familia se traslada se a Seattle (Washington, EEUU), donde Imogen tuvo su primer contacto con la fotografía en 1901, a través de un curso por correspondencia (American School of Art, Stranton, Pennsylvania) y que se acompañaba de una cámara de formato 10x12,5 cm. Su padre le construyó un cuarto oscuro.

Universidad de Washington, Seatle, EEUU


Estudios superiores. Su época universitaria.

En 1903 se matriculó en la Universidad de Washington en Seattle y en 2º curso empieza Ciencias Químicas. Se costeó los estudios superiores trabajando como secretaria y haciendo fotografías de plantas para las clases de botánica.

Bendita tu entre todas las mujeres.

Gertrude Käsebier


Autorretrato desnuda (1906)

Impresión al platino.


Durante la carrera escribió un texto titulado “Procesos Modernos en Fotografía” y comienza a hacer fotos algo más elaboradas. Se fotografía desnuda en el campus de la Universidad en un adelanto de dos temas (el desnudo y los autorretratos que serian frecuentes en su carrera). En 1907 se gradúa en Ciencias Químicas, con una Tesis de Graduación titulada “The Scientific Development of Photography” en la que analiza el trabajo de Edward Sherrif Curtis, en cuyo estudio había comenzado a trabajar unos meses antes.


Edward S. Curtis fue un fotógrafo y etnógrafo norteamericano que estudió las tribus aborígenes de América del Norte. La mayoría de fotografías que hayamos podido ver de indios norteamericanos son de él, seguramente. En el estudio de Curtis trabaja en el área de retoques de negativos y aquí aprenderá y desarrollará su estilo en los retratos. Además, aprende la técnica de la platinotipia de la mano de A.F. Muhr, uno de los responsables del estudio.


Mosa Mohave, 1903

Los 3 jefes, 1900.


La Platinotipia (o impresión con platino), es una técnica de positivado mediante contacto, extremadamente difícil de dominar.


Se basa en la sustitución, como elemento fotosensible, de los haluros de plata de la emulsión del papel sensible por una solución de platino (y, a veces, paladio, que tienen propiedades similares). A diferencia de las emulsiones de sales de plata, que van sobre la superficie del papel, aquí el platino esta embebido en el papel.


La imagen que queda embebida en el papel y en acabado mate y, no hay dos copias exactamente iguales, ya que el proceso, por muy estandarizado que este siempre lleva a diferentes grados de penetración de la solución de platino por parte del papel. Por lo tanto, la platinotipia origina copias únicas de gran valor.


Por otro lado, la escala de tonos que va del negro al blanco resulta con una rica gama tonal y un delicado rango de tonos grises medios, cosa imposible de lograr con otros procesos como la plata. Incluso las sombras más profundas presentan información y se alcanzan blancos delicados en una imagen viva y tridimensional.


Las copias tienen una gran durabilidad, por las características del platino y el paladio, pudiendo durar miles de años según los expertos, cosa que, por razones obvias, aún no ha podido ser comprobada.


Esta técnica se desarrolló a finales del siglo XIX y declinó después de las II GM por el elevado coste del platino.Hoy es una técnica fotográfica alternativa.


Entre 1909 y 1910 obtiene una beca para un postgrado en la Technische Hochschule de Dresde, Alemania, que tenía un acreditado departamento de fotografía, que dirigía el Dr. Robert Luther. Allí prepara su postgrado, aprovechando para conocer las tendencias de la fotografía europea del momento y asistir en París a la Convención Internacional de Fotografía. Finalmente elabora y defiende su Tesis Doctoral titulada “About the Direct Development of Platinum Paper for Brown Tones” (Sobre el desarrollo de la platinotipia para tonos marrones), en la que propone mejoras en la sensibilidad del papel y el enriquecimiento de tonos en la zona de las altas luces al usar virados en sepia.


Inicios profesionales y maternidad.

Antes de volver a EEUU, en 1910, visita París y Londres. En el camino conoce a su admirada Gertrude Käsebier y, ya en Nueva York, a Alfred Stieglitz. A pesar de que la animaron a quedarse, regresa a Seattle, abriendo allí su estudio, comenzando a ser apreciada como fotógrafa pictorialista (una de las primeras en el oeste de los Estados Unidos) y por sus retratos, que se distinguían por el foco suave.


Ingresa en la Society of Seattle Artists y, en 1913 y 1914 realiza sus dos primeras exposiciones personales en el Portland Art Museum (Oregón) y en el Brooklyn Institute of Arts and Sciences de Nueva York, participando también en la muestra colectiva International Exhibition of Pictorial Photography.


Dream, 1910


En el monte Rainer, 1912.

Impresión al paladio.


En 1915 se casa con el artista y grabador Roi Partridge al que hace una serie de desnudos, que publica en el semanario de Seattle The Town Crier, y que provocan un escándalo debido al conservadurismo victoriano imperante, que regulaba lo que podría rebasar las fronteras de la decencia en materia fotográfica.


No había demasiado problema en fotografiar mujeres desnudas, pero hombres o mujeres embarazadas no eran objeto fotográfico en la cultura local. Aunque Imogen afirmó siempre que las duras críticas recibidas, tanto en la revista como a ella directamente, no habían influido en su carrera, lo cierto es que guarda los negativos y las copias, que solo recuperaría al final de su vida cuando ponía en orden su archivo.


Roi desnudo en el monte Rainer, 1915

Imogen Cunningham trabajó el desnudo numerosas veces a lo largo de su vida. En ellos descontextualiza el cuerpo y lo convierte en volúmenes, formas y valores. No le interesaba el erotismo, ni la genitalidad, ni el morbo. Para ella, el cuerpo no dejaba de ser una suerte de cáscara de carácter más bien anecdótico. Para la crítica y editora gráfica Gloria Crespo MacLennan Imogen “…fotografiaba con la mirada de una mujer… sus desnudos se alejan de lo obsceno, de la cosificación del cuerpo de la mujer asociado a la sexualidad, la procreación o la divinidad y ponen de manifiesto el valor y la belleza del cuerpo en sí mismo, sea este masculino o femenino. La artista persigue la belleza a través de las formas.”


En 1915 nace Gryffid y en 1917 los gemelos Rodal y Padraic, mudándose la familia a San Francisco (California, EEUU) y, aunque expone en el Pittsburgh Salon of National Photographic Art, en el Philadelphia Salon o en la Panama-Pacific International Exposition de San Francisco, la maternidad provocó una pausa entre 1917 y 1920 en el trabajo fotográfico comercial, dedicándose solo a la fotografía familiar.


Los gemelos en el espejo, 1921


Retrato de su padre, 1921


Vuelta al trabajo. Del pictorialismo a la objetividad.


A partir de 1920-1021 reinicia el trabajo comercial, empezando la que sería una década de una fertilidad inusual en su carrera. Durante unos pocos meses antes trabaja en el estudio de Francis Brugière, interesándose por la fotografía “modernista” (abstracción, exposición múltiple, etc), tendencia de la que el fotógrafo francés era uno de sus introductores.


Abstracción de la luz. Francis Brugière, 1924.


A raíz de su amistad con Edward Weston, Margrete Mather o Tina Modotti se va apartando del Pictorialismo para abordar una fotografía más directa, al estilo de Paul Strand. En esta época, hace Triangles, una composición de desnudo dispuesto de forma geométrica en el que juega con ángulos y curvas. Es un estudio de la forma, el patrón y la luz, que preserva la calidez y sensualidad del cuerpo.


Asimismo, retoma un viejo interés por la botánica, de la mano de expertos en horticultura, a los que ayuda fotografiando jardines exóticos de la zona. Ocurre un importante cambio en su estilo cuando se aproxima cada vez más al sujeto fotográfico.



Se interesa por la arquitectura industrial, probablemente a través de encargos de portafolios para compañías, aprovechando para estudiar los efectos de las líneas rectas o de perspectivas o puntos de vista poco usuales.


La salida del entorno habitual.


Es en 1931 cuando conoce a Martha Graham, una importante figura del mundo de la danza, considerada como la primera bailarina expresionista en Estados Unidos que se inspiraba en las composiciones pictóricas de Wassily Kandinsky para hacer sus coreografias. Graham se sintió muy cómoda expresando su danza frente a la cámara de Imogen Cunnigham, que le realizó una serie de 90 negativos, que envió a la revista Vanity Fair, la cual publicó dos ellas en el número de diciembre de 1931.


Marta Graham, 1931.


Esto supuso su entrada en la revista, con la que en 1932 comenzaría a trabajar de forma regular, en principio circunscrita a California, principalmente Hollywood, fotografiando a actores y actrices y miembros del “Star System”. Sus retratos gustaban mucho ya que, a pesar de la celebridad, eran mostrados como personas de carne y hueso, en poses y situaciones nada artificiosas, que era lo habitual en la época para este tipo de personajes. El estilo de Imogen era directo y poco glamuroso y ese fue precisamente el secreto de su éxito.


En 1932 un grupo de fotógrafos más jóvenes, impresionados por su obra, formaron una sociedad, el «Group f/64». Eligieron este término óptico porque fijaban sus lentes en esa abertura, para asegurarse una máxima nitidez de imagen, tanto para lo cercano como para lo lejano. Los miembros fundadores (Ansel Adams, Imogen Cunningham, John Paul Edwards, Sonya Noskowiak, Henry Swift, Willard Van Dyke, Alma Lavenson y Edward Weston), formularon una estética que, retrospectivamente, aparece ahora como dogmática. Sus principios básicos eran que toda fotografía que no estuviese nítidamente enfocada para cada detalle, que no fuese impresa por contacto en papel brillante blanco y negro, que no estuviese montada sobre una superficie blanca, que fuese resultado de cualquier tipo de manipulación o que eludiese la realidad en la elección de su tema, debiera ser considerada «impura». Naturalmente, el espíritu inquieto de Imogen, su búsqueda de nuevas visiones y su estilo ecléctico poco tenia que ver con esto e, independientemente de sus relaciones personales y de amistad, poco más podía compartir con ellos.


En 1934 Vanity Fair la invita a trabajar en Nueva York. Cuando plantea esto en casa, el marido discrepó, alegando distancia geográfica, los niños, etc. Finalmente Cunnigham aceptó el trabajo y Roi Partridge, quien según los biógrafos sufría la creciente independencia y notoriedad de su mujer, acabó firmando los papeles del divorcio.


En Nueva York, Imogen produjo una gran variedad de retratos de personajes. También hizo exposiciones individuales en la E. B. Crocker Art Gallery (Sacramento) y el Dallas Art Museum (Texas), hasta que en 1935-36 termina su trabajo en Vanity Fair.


Cary Grant, para Vanity Fair 1934.


A partir de 1934, cuando viajó a NYC, comenzó a experimentar con foto callejera, tomando escenas cotidianas, lo que ella llamaba ya “fotos robadas”. Hizo también fotografía de las personas expulsadas del sistema por la crisis del 28, visitando los Hovervilles, asentamiento chabolistas en los que se refugiaban los damnificados y que llevaban este nombre en alusión a Herbert Hover, que era el Presidente de los EEUU en el momento del crack del 29 y cuyas medidas para intentar controlar la crisis provocaron un efecto contrario, por lo que muchos le achacaban su duración, prácticamente hasta 1939.


En los Hovervilles.


Alfred Stieglitz, 1934.


Durante la década de los 40 Imogen vuelve a disminuir su actividad, coincidiendo con la depresión, la II GM y la postguerra. Hace exposiciones, peticiones de museos y foto comercial. En esta época comienza a fotografiar con Rolleiflex, equipos con el que continuaría prácticamente el resto de su vida.

Maquina original de Imogen Cunningham.



En los 50 participa en una exposición individual en NYC y Edward Steichen le pide fotos para The Family of Man. Viaja por la costa este, imparte clases en la California School of Fine Arts y realiza nuevas exposiciones, venta de obra y publicación en revistas (Aperture …), etc.


Autorretrato con sus nietos, 1955.



Cama desecha, 1957, en la portada del libro “Ideas sin fin”.


Phoenix tumbada, 1958. Portada del libro “Poetry of form”.


A principios de 1960 viaja a Europa, tras vender una amplia colección a la George Eastman House. Visita varios países fotografiando paisajes, gente por la calle y retratando a diferentes fotógrafos europeos, entre ellos a Man Ray y a Ansel Adams.



Paris 1960.


El legado.

En sus últimos años, comienza a ordenar su archivo, rescatando antiguas platinotipias, los desnudos de Rai …, así como fotos de sus amigos Weston, Mather, Adams, etc.

En 1971 solicitó una subvención a la Fundación Guggenheim para dejar durante un año su trabajo comercial y “dedicar ese tiempo a la impresión de mi obra de creación”. Le conceden 5.000$. El resultado es una exposición en San Francisco y el libro “Imogen Cunningham: Photographs” (Ed Universidad de Washington), que constituyeron un gran éxito.



Ella continuó con la organización de su archivo, firmando a lápiz todas sus fotos (algo que habitualmente no hacia), identificándolas con fecha, lugar o título y contratando a un archivero profesional para la organización de las piezas. Su marchante le indico que todas sus copias deberían llevar, además, un sello y ella eligió uno con grafía japonesa que encargo en Hong Kong. Uno de los sistemas de la escritura japonesa, el hiragana, no es un abecedario sino un silabario: esto significa que cada símbolo se corresponde con el sonido de una sílaba, no de una letra. Imogen encarga un sello con tres de estos signos que representan 3 silabas (I, Mo y Gen), cuyo significado es “ideas sin fin".




Su preocupación por organizar su legado tomo forma, cuando en 1975 se crea el Imogen Cunningham Trust, un fideicomiso para la administración, promoción y comercialización de su obra fotográfica, tanto durante su vida como después de su muerte.


Morris Graves en su jardín, 1973 y de Irene Libarry, 1976.


Ya en los últimos años, preparaba un libro, After Ninety, sobre las personas mayores de 90 años, con la idea de plasmar lo que estas personas aportan en base a conocimientos, capacidad de reflexión, actitud ante la vida. Utiliza fotografías de nonagenarios antiguas y nuevas captadas en esta época. Las ultimas las hizo a en 1976 a Irene Libarry, una mujer que había realizado numerosos trabajos en su vida y entre ellos, atracción circense debido a los numerosísimos tatuajes que tenía. No pudo ver culminado su trabajo, ya que ese mismo año, el 23 de Junio, falleció en un hospital de San Francisco, donde había sido ingresada una semana antes. El libro After Ninety fue publicado por la Universidad de Washinghton (Seattle) el 1 de Septiembre de 1977.

Portada de After Ninety, publicado el 1 de Septiembre de 1977 por la Universidad de Washington.


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